lunes, 21 de abril de 2008

Cementerio indígena en Usme

Publico este artículo del periódico El Tiempo, por considerarlo de interés e importancia en la recuperación de la memoria histórica de los muiscas de la Sabana de Bogotá:

Cementerio indígena: hallazgo de 2.000 años

En el lugar hay más de mil tumbas, algunas son anteriores a los muiscas.
La tumba abierta en los antiguos terrenos de la hacienda El Carmen del barrio Oasis de Usme, en el sur de Bogotá, revela los restos óseos de una mujer de 20 a 30 años de edad.
En el momento de su muerte, posiblemente ocurrida hace más de 1.000 años, ella tenía las piernas medianamente recogidas e inclinadas hacia el oriente. Sus manos, superpuestas detrás de la espalda y a la altura de la pelvis, muestran unos dedos crispados, encogidos como un signo de terror o dolor.
La posición de los huesos en esa tumba prehistórica indican que la mujer fue enterrada viva, como parte de un complejo ritual con sacrificio humano, algo natural y característico de antiguas culturas.
Esa es la explicación que Virgilio Becerra, director del departamento de Antropología de la Universidad Nacional, le dio a la Secretaría Distrital de Hábitat, al confirmar uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos tiempos en Bogotá: la existencia en esa hacienda de Usme de una gigantesca necrópolis prehispánica, que podría tener unos 2.000 años.
En ese camposanto, que habría sido centro de adoración y de sacrificio también de niños como ofrenda a los dioses, se calcula que habría unas 1.500 tumbas, dada la densidad de enterramientos hallados en las pocas hectáreas exploradas de la hacienda.
Teniendo en cuenta los informes preliminares de la Universidad Nacional, el personero de Bogotá, Francisco Rojas Birry, y la secretaría de Hábitat, Catalina Velasco, revelaron que los restos arqueológicos descubiertos pertenecerían a distintas épocas, de antes del siglo I al siglo XVI, pero hay vestigios que indicarían que algunas tumbas serían de tiempos anteriores.
Los antropólogos a cargo de la investigación indicaron, sin embargo, que los primeros cuerpos los habrían enterrado en el periodo cultural llamado Herrera, es decir, entre el siglo I y el V de nuestra era, antes de que llegaran los muiscas.
Luego hubo inhumaciones que corresponderían a la etapa muisca temprana, del siglo V al X; y los últimos enterramientos se habrían hecho en el periodo muisca tardío, después del siglo X.
La antigüedad de las tumbas y restos óseos fue establecida luego de tres meses de trabajos de la facultad de antropología de la Nacional.
Para ello, hicieron una recolección de muestras, pozos de sondeo, uso de varilla introducida en la tierra y utilización de un moderno radar para determinar mediante ondas electromagnéticas, condiciones y distintos movimientos hechos en el suelo.
Luego, fueron cavando y encontrando decenas de tumbas con "individuos" adultos, masculinos, femeninos e infantiles, en distintas posiciones y, algunos, enterrados con collares, unos hechos con conchas, que aún soprendentemente se conservan.
También hay en el lugar vasijas y utensilios hechos en piedra. Hasta ahora, no han hallado un miligramo de oro en los recipientes cerámicos ni en las tumbas.
Ahí está, por ejemplo, el esqueleto que perteneció a un hombre que probablemente fue el sacerdote o chamán de esa población prehispánica.
Sus huesos, en especial el peroné, y vértebras tienen vestigios de que por mucho tiempo el 'chamán' no recibió el sol. Sus manos crispadas indicarían que fue enterrado vivo, dijeron los investigadores al personero Rojas Birry, durante la visita que hizo el miércoles pasado al sitio del hallazgo.
La indicación de que varios de los restos arqueológicos pertenecen al periodo Herrera obedece, entre otros aspectos, a que varios esqueletos, entre ellos los de niños, tenían cerca vasijas que identifican este periodo: fueron hechos en arcilla y en algunos de sus bordes fueron impresos rústicamente uñas y peines, característicos de esa época, corroboró la arqueóloga Marianne Cardalee, reconocida investigadora del periodo Herrera.
Se sabe que fue una población que llegó a tierras de la sabana por avanzadas provenientes del valle del Magdalena y Llanos Orientales, ocurridas hace más de 1.000 años antes de Cristo.
En varias de las fosas también fueron encontradas vasijas que tienen pintadas la serpiente, figura que dibujaban los indígenas muiscas, comentó Cardalee.

Terrenos de Metrovivienda
Los terrenos de la antigua hacienda El Carmen, en Usme, pertenecen a Metrovivienda y los compró hace más de un año para construir allí 7.500 edificaciones de interés social.
Precisamente, al comenzar las remociones de tierra en ese predio, en febrero del 2007, fueron desenterrados los primeros huesos.
La retroexcavadora partió más de una decena de esqueletos y vasijas. Esto llevó a que, al mes siguiente, en marzo del año pasado, el personero delegado de Usme, Juan Carlos Ocampo, pidiera con urgencia la intervención del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh) para que en esos terrenos se suspendieran los trabajos y se investigara el origen de esos huesos.
Las obras fueron paralizadas y Metrovivienda contrató, a finales de diciembre del 2007, al departamento de Antropología de la Universidad Nacional para que hiciera el reconocimiento, prospección y plan de manejo arqueológico de esa necrópolis. La primera fase que certifica la antigüedad de los restos hallados en el cementerio prehistórico terminó esta semana.
El personero de Bogotá, Francisco Rojas Birry, dijo que buscará mediante acuerdo del Concejo "que ese cementerio sea declarado patrimonio arqueológico de Bogotá y ahí se organice un museo arqueológico y un centro de investigaciones".
"La historia de nuestra ciudad no puede quedar empacada en bolsas negras", dijo.
La secretaria de Hábitat, Catalina Velasco, afirmó a su vez que las obras urbanísticas quedaron suspendidas en las áreas donde fueron hallados los restos prehispánicos. Lo que se haga en ese camposanto, "dependerá del peritazgo y las observaciones que haga la Universidad Nacional sobre el manejo de esos terrenos", sostuvo la funcionaria.
Agregó que el Distrito estudia la posibilidad de que "ante el tesoro encontrado, el lugar se convierta en un parque o museo arqueológico fácilmente accesible a la comunidad".
Lucevín Gómez E.
Redacción Bogotá, periódico El Tiempo
lucgom@eltiempo.com.co